Filosofía de la Tecnología
En medio del “océano
para el cual no tenemos barca ni velas” la humanidad se ha establecido en la
ciencia. La ciencia es un témpano flotante. Es sólido, dicen los hombres prácticos, dando
con el pie; y en efecto, es sólido, y se afirma y se ensancha más cada día.
Pero por todos sus lados se encuentra el agua; y si se ahonda bien enuier
parte, se encuentra el agua; y si se analiza cualquier trozo del témpano mismo,
resulta hecho de la misma agua del océano para el cual no hay barco ni velas.
La ciencia es Metafísica solidificada. Pero esa morada [el témpano] perdería su
dignidad si los que la habitan no se detuvieran a veces a contemplar el
horizonte inabordable, soñando en una tierra definitiva.
Hoy en día nos encontramos con que la ciencia y la tecnología no
dieron respuestas, sino que más bien generaron nuevas interrogantes, y lo que
es fundamental, las preguntas más importantes aun están sin respuesta.
Pasado el primer momento de euforia frente a los progresos de la técnica,
surgió enfoques más reflexivos:
“La actitud de expectativa frente a la técnica
moderna está signada hasta el presente por un optimismo general ante el
progreso y una ilimitada confianza en las posibilidades de perfeccionamiento de
las situaciones humanas. Las raíces de esta actitud en la historia del espíritu
pueden remontarse a la secularización de las expectativas cristianas de
salvación”
Esta confianza ilimitada en la capacidad de rendimiento de la técnica se
refiere, por lo pronto, a las posibilidades de apropiación del mundo físico por
parte del hombre. Pero, precisamente en época reciente, los efectos concretos
de la tecnificación que avanza sin limitación alguna han puesto de manifiesto
que no es posible realizar impunemente intervenciones en el equilibrio
ecológico y en la explotación de materias primas y de la energía. También con
respecto a las relaciones humanas se ven cada vez más claramente las
limitaciones de la disponibilidad técnico – orgánica.
En el ámbito individual,
las relaciones fundamentales del hombre se basan en una vinculación inmediata y
amplia que abarca a la persona en su totalidad y que, en virtud de su propia
naturaleza, no puede ser ni conscientemente intencionada ni sistemáticamente
planificada.
Pero también es cierto que
algunas de las nuevas tecnologías, que se están incorporando en estos últimos
tiempos, prometen además de generar nuevas preguntas, darnos más tiempo para
pensar en las viejas respuestas.
Es así como se vuelve más claro que nunca el hecho de que la tecnología va
a incidir de modo fundamental sobre nuestra vida futura. Ahora el tema es
quiénes van a ser los encargados de determinar que rumbos van a tomar esas
nuevas tecnologías, sobre qué ramas se va a profundizar, qué camino se va a
seguir al llegar a una encrucijada, qué límites se van a poner al desarrollo de
determinadas áreas, y un sinfín de preguntas más, de necesaria rápida
respuesta. ¿ Quiénes serán los encargados de dar respuesta a estas preguntas,
el mercado, los políticos, los técnicos, los filósofos?. ¿Quiénes?.
Lamentablemente hoy por
hoy parece ser el mercado, el que determina que camino debe llevar el
desarrollo tecnológico. Y en algunos casos vemos como los técnicos asumen el
control en lo referente a otras áreas, como, por ejemplo, determinar hasta que
punto es ética una línea de desarrollo tecnológico, a este respecto son muy
reveladoras las palabras del Doctor en ingeniería eléctrica Robert W Lucky
,vicepresidente de los Laboratorios Bell:
“En congresos y conferencias los investigadores científicos y los
ingenieros hablan de la evolución de la infraestructura informática.
Pero ¿de qué hablamos en realidad? Seguro que no de la técnica. Hablamos de
ética, derecho, política y sociología”
Algunos autores de ciencia - ficción también percibieron este fenómeno,
Brzezinski, citado por Erich Fromm, en su libro The Technetronic Society
plantea “El disidente intelectual orientado ampliamente por el humanismo,
ocasionalmente inclinado a lo ideológico(…) está siendo desplazado rápidamente
por expertos y especialistas… o por integradores generalizadores, quienes
vienen a ser, en efecto, ideólogos caseros para aquellos que están en el poder al
suministrarles una completa integración intelectual para llevar a cabo acciones
dispares”
Es así como vemos que la
filosofía de la tecnología corre el riesgo de caer en una especie dualidad
esquizoide, por un lado quienes desarrollan la tecnología la practican en forma
intuitiva y/o inconsciente y/o superficial y toman decisiones de carácter
fundamental, que superan en muchos casos sus competencias. Y por otro lado
vemos como los epistemólogos dedicados al área producen un material en muchos
sentidos alejado del presente inmediato y por lo tanto de las nuevas
tecnologías, presente inmediato en el cual sería sumamente útil contar con el
aporte de quienes están dedicados a esta rama de la epistemología. En caso
contrario seguramente continuaremos cometiendo los errores del pasado, con
consecuencias más graves, dadas por el mayor potencial de cambio y la mayor
rapidez con que ese cambio se produce.
Tal vez donde se muestre en forma más visible esta dualidad sea en el
aspecto valorativo de las nuevas tecnologías, siendo actualmente los técnicos
con el aval o las directivas del mercado, quienes toman las decisiones
destinadas a determinar los objetivos de la acción tecnológica, valorar sus
implicaciones morales, sus consecuencias políticas y económicas y por último
considerar las influencias culturales del desarrollo tecnológico. Y en algunos
casos es aun peor, se desarrollan estas nuevas tecnologías sin un análisis
profundo de las consecuencias antes mencionadas.
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